Hace
unos cuantos meses me pasaron un vídeo donde un Pastor, que nunca supe de donde provenía, que estaba criticando a una persona que dejo de creer en Dios. El
Pastor centraba el peso de todos sus argumentos en que este feligrés tenía la
culpa, porque no supo buscar a Dios. ¿Buscar a Dios? Esto es lo que yo defino
como populismo religioso. El populismo es una táctica muy baja, que por lo
general usan los políticos para intentar definir lo indefinible, para intentar
prometer lo imprometible, por ejemplo, cuando escuchamos algunas supuestas
promesas como estas: “Si votan por mí, yo prometo, la felicidad del pueblo” “Yo
les prometo, si es que votan por mí, que en este país se acabara el hambre” En
pocas palabras, el populismo consiste en decir el “que”, pero nunca explicar el
“como”, y al verse libres del fardo de explicar ese “como”, uno puede echar
mano de cualquier habladuría que tenga guardada en el bolsillo. Habladurías que
como bien sabemos, se diluyen en la nada y caen en el olvido. Por ello, a mí me
gustaría mucho, y estaría más que encantado, de preguntarle a este Pastor lo
siguiente: Señor, sin echar usted mano de argumentos increíblemente imprecisos,
groseramente metafóricos, engañosos y con muy poca lógica, que usted me
explique, con precisión ¿Cómo uno busca a Dios? En mi opinión personal, buscar
a Dios es el equivalente a buscar un unicornio, a un “hobbit” o al Mago de Oz,
algo incomprobable, por lo tanto se hace menester tener fe. Pero despojando de
lado toda esa basura romancista ¿Qué significa tener fe? Desde muy niño mis
maestros de la escuela me enseñaron a tener fe en cualquier circunstancia, a
rezar, a pedirle a Dios o al niño Jesús por mi salud. Yo, bastante infantil,
hacia todo lo dicho. Para esto también existen muchas frases que quizás ya hemos
escuchado antes: “Tengo fe en Dios, en que la situación económica del país va a
mejorar” ¿Y si al final, la situación económica del país mejora, fue porque
Dios lo quiso así? ¿Y si no mejora, fue porque Dios odia a ese país? “Tengo fe
en que mi equipo de fútbol gane la final” Es decir que, ¿Un tarado, sentado a
cientos de kilómetros de distancia rezando, fuera el responsable de que ese
equipo de fútbol ganara la final, y no el hecho de que dicho equipo tuviera
buenos jugadores? Muchas de estas preguntas me hacía yo mismo cuando tenía 15
años de edad, porque yo pienso que muchas de estas preguntas, me ayudaron a
salir de ese laberinto oscurantista y sumamente nocivo que afectaba mi vida más
de lo que yo creía. Volviendo a la pregunta anterior, ¿Los jugadores hubieran
ganado si la noche antes del partido, se hubiera puesto a beber cerveza y a
bailar en una discoteca? ¿La fe de los hinchas realmente influencio el triunfo?
“Yo tengo fe en que mi mama se curara del cáncer” Entonces ¿Una persona se cura
del cáncer mediante la fe y no mediante tratamientos médicos? Es aquí donde
entran las personas que van a intentar darle un sentido a su fe con elementos
rebuscados, como usar la frase “Se curó de milagro”. “Milagrosamente” es un
término mal empleado, es un simple decir, una simple forma de nuestro lenguaje.
Pero si fuera todo lo contrario, ahí empieza y termina su verdadero poder y se
van a dar cuenta de que están implicando, sin saberlo, que ellos creen en un
Dios cruel, en un Dios que te cobra impuestos a cambio de sus servicios, un ser demoníaco. Estos Pastores y Curas no sacan sus respuestas de un manual teórico
aprobado, ellos sacan sus respuestas del mismo modo que lo hacen muchos
estafadores, de la imaginación.
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